Mateo 21:22 dice,
“Ustedes pueden orar por cualquier cosa, y si tienen fe la recibirán”.
Cuando pedimos algo 'Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye' (1 Juan 5:14)
Normalmente, el temor nos aleja de orar. Y cuando oramos, lo hacemos como nuestro último recurso. Nos enfocamos más en nuestro problema que en quién es Dios.
De cualquier forma, la oración es el vehículo para avanzar. Pero un vehículo sin combustible no tiene sentido.
La oración necesita el combustible que es la fe. Una oración sin fe no es una oración.
La Biblia nos dice que recibiremos lo que pidamos si pedimos con fe y de acuerdo a la voluntad de Dios.
A lo largo de las Escrituras, podemos ver ejemplos de milagros que ocurrieron por medio de oraciones con fe.
En la lectura de hoy, vemos que Jesús oró antes de pedirle a Lázaro que saliera de la tumba.
En Mateo 14, Jesús tomó los cinco panes y los dos peces, oró por ellos y se multiplicaron.
Cuando Pedro sanó al hombre cojo en Hechos 3, primero oró 'en el nombre de Jesucristo de Nazaret'.
Mateo 21:22 dice,
“Ustedes pueden orar por cualquier cosa, y si tienen fe la recibirán”.
Cuando pedimos algo 'Y esta es la confianza que tenemos en él, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, él nos oye' (1 Juan 5:14)
Normalmente, el temor nos aleja de orar. Y cuando oramos, lo hacemos como nuestro último recurso. Nos enfocamos más en nuestro problema que en quién es Dios.
De cualquier forma, la oración es el vehículo para avanzar. Pero un vehículo sin combustible no tiene sentido.
La oración necesita el combustible que es la fe. Una oración sin fe no es una oración.
La Biblia nos dice que recibiremos lo que pidamos si pedimos con fe y de acuerdo a la voluntad de Dios.
A lo largo de las Escrituras, podemos ver ejemplos de milagros que ocurrieron por medio de oraciones con fe.
En la lectura de hoy, vemos que Jesús oró antes de pedirle a Lázaro que saliera de la tumba.
En Mateo 14, Jesús tomó los cinco panes y los dos peces, oró por ellos y se multiplicaron.
Cuando Pedro sanó al hombre cojo en Hechos 3, primero oró 'en el nombre de Jesucristo de Nazaret'.