La gracia de Dios es su amor en nosotros aunque no lo merecemos, es amor inmerecido derramado en nosotros.
Dios derrama su amor en nosotros en abundancia sin detenerse y sin reserva.
No porque lo merezcamos, no tiene nada que ver con merecerlo.
Tiene que ver con un Dios amoroso que tiene, el privilegio la autoridad y el derecho de amarnos y perdonarnos de nuestros pecados aunque hallamos violado su ley; porque su perdón es continuo porque ese es el poder de la cruz.( esto no quiere decir que tenemos que seguir pecando).
Cristo pago nuestras deudas, y libera a Dios que derrama su gracia abundante en nosotros.
Es su provisión por el pecado.