Como Cristianos tenemos que pasar por diferentes etapas en la vida, como montes ( montañas) o valles, pero para poder atravezar por las montañas o las alturas. Primero tenemos que pasar por los valles, pero nadie quiere pasar por los valles, porque los valles son simbolo de dolor, tristeza, angustia o tribulaciones.
Pero cuando perdemos un ser querido, como madre, padre, hijo, amigo. el dolor es tan inmenso, que pensamos que vamos a desfallecer del inmenso dolor experimentamos, o sufrimos
Asi pasaba tambiem con los discipulos de nuestro Señor Jesucristo.
Los discípulos de Jesús habían compartido tres años junto a su Maestro. El tiempo de su partida se acercaba, y Jesús percibía la angustia en sus corazones. ¿Nos quedaremos solos? ¿Abandonarás a quienes te amamos y confiamos en ti?
La angustia es un sentimiento universal en la experiencia humana. Tememos a lo desconocido, el futuro incierto, perder el control, el ridículo ante amigos, no alcanzar las expectativas en la universidad, el desprecio o la carencia. El temor está íntimamente ligado a la sensación de abandono.
Jesús, en su compasión, ofrece una gran promesa para calmar sus corazones: “Y yo pediré al Padre y él les dará otro Consolador para que los acompañe siempre: el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes.No los voy a dejar huérfanos; volveré a ustedes' (Juan 14:16-18).
La seguridad de que seguirían siendo amados hijos y no huérfanos proviene de la promesa del Espíritu Santo, quien viene como un Consolador permanente para habitar en los corazones de aquellos que han creído en Jesús.
Charles Spurgeon, el predicador inglés del siglo XIX, nos ofrece varias razones por las que no debemos sentirnos huérfanos:
Me identifico con la angustia y el temor de los discípulos de Jesús al pensar en ser abandonados y quedar completamente vulnerables. Sin embargo, también encuentro alegría y paz al saber que en el plan de Dios, el Consolador estaría con nosotros y en nosotros de manera permanente.
El Espíritu Santo es la garantía, el sello que asegura que pertenecemos a Dios (2 Corintios 1:22). En el mundo antiguo, el sello se utilizaba para identificar, proteger y apartar algo como propio. ¡Puedes tener seguridad de que eres hijo del Padre! Tu relación de hijo no depende de tus emociones o circunstancias.
Atravez del Espiritu Santo, podemos tener una relacion intima y cercana con nuestro Padre, y ustedes no han recibido un espirtu que los esclavice del miedo. Al contrario han recibido el Espiritu de adopcion, por el cual clamamos ¡Abba Padre! (Romano’s 8:15).
Clamamos ¡Abba Padre! en nuestra angustia y El nos escucha, y nos atiende y nos protege
Recuerda que si tienes el Espiritu de Dios no eres huerfano, ni tampoco debes sentirte huerfano.
El Señor nos prometio que estaria con nosotros todos los dias de nuestra vida.
Entonces no estamos solos, ni tampoco somos huerfanos.
Amén.