¿Quién es este intérprete de la ley?
Un intérprete de la ley' era una persona que era un experto en las Escrituras del Antiguo Testamento y las tradiciones que se añadieron a ellas posteriormente, y también actuaba como un jurista - abogado en los tribunales.
En el contexto de este pasaje, este era un hombre instruido y probablemente devoto que deseaba poner a prueba los conocimientos de Jesús con respecto a los complejos requisitos de la ley judía.
El experto en la ley le plantea una pregunta importante a Jesús: Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?
(Lucas 10:25).La manera de formular la pregunta nos da una idea del estado espiritual del intérprete de la ley. Estaba asumiendo que el hombre debe cumplir o hacer algo para obtener la vida eterna. Este doctor de la ley se centra en sí mismo, en lo que puede 'hacer', más que en lo que Dios puede hacer por él. Esa es la doctrina de la salvación por obras propia de los fariseos y saduceos.
La habilidad de Jesús para conducir a la gente hacia lo esencialSabiendo Jesús (siendo omnisciente) que la intención del experto en la Ley era ponerlo a prueba, le contestó con otras dos preguntas:
¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? (Lucas 10:26). Jesús hábilmente usó el método socrático de responder a una pregunta con otra pregunta. De este modo, Jesús invita al legista a participar activamente en el análisis de las respuestas a sus propias preguntas, provocando, además, su reflexión.Con sus preguntas Jesús busca mostrar al legalista que la clave para heredar la vida eterna no está en algo que se encuentra en él, o que él pueda hacer, sino en obedecer (cumplir) los mandamientos de la ley de amar a Dios y al prójimo (Deuteronomio 6:5; Levítico 19:18), lo cual no se puede hacer sin la ayuda de Dios.Con esto Jesús reorienta el asunto al ámbito de la vida, en vez de presentar una teoría, o plantear complejos asuntos teológicos, sino en un hecho concreto:
amar a Dios y, como consecuencia de esa acción, amar al prójimo. Mientras el conocimiento teológico no se traduzca en experiencia, en prácticas de vida, no produce ningún efecto.
Todo el conocimiento teológico no sirve de nada si el amor a Dios y al prójimo no determinan la conducta de la vida.